El Deber logo
8 de mayo de 2024, 17:42 PM
8 de mayo de 2024, 17:42 PM


Por José Luis Contreras C./ Economista
 
La Fundación Milenio publicó recientemente en su página web, un 'Anteproyecto de Ley de Fomento, Protección y Estabilidad Jurídica de la Inversión Privada' que, indican, es “una herramienta clave” para la reforma económica y para “promover el crecimiento de la inversión privada”.
 
Analizado el documento, este utiliza, en mi opinión, un abordaje conceptual equivocado además de contener un error de diseño con más Estado y menos mercado.
 
Sobre el primer punto, se da por hecho, que Bolivia puede “producir muchas de las cosas que el mundo consume y demanda” y que, lo que EE.UU. “es para México, Brasil puede ser para Bolivia” en “industria automotriz, textil, farmacéutica, energías renovables … ”.
 
Este enfoque desconoce un concepto elemental del capital de inversión: que los inversores dirigen su capital allí donde el riesgo/oportunidad sea el más bajo y que no persiguen ni considerarían oportunidades basados en declaraciones enunciativas y aspiracionales.
 
Determinar reglas de juego antes de demostrar qué ventajas competitivas tiene Bolivia como lo hace Milenio, es, en el mejor de lo casos, un ejercicio de poco valor basado en la premisa, no corroborada, que el país podría ofrecer productos competitivos que “el mundo consume y demanda”.
 
Sobre el segundo punto de diseño, recogiendo la fallida premisa del Banco del Estado de los años 70, Milenio propone bajo el título de Incentivos Financieros Especiales, que el Estado se comprometa a proveer “financiamiento preferencial” a proyectos de inversión calificados además de garantías para respaldar obligaciones financieras de inversores privados con el enorme riesgo que, nuevamente, por el incumplimiento de los empresarios que tomaron créditos, el país tenga que asumirlos. 

Además, esta propuesta, con las obvias aristas de corrupción que conlleva, favorecería a inversores que quieran ampararse en la coyuntura donde su riesgo estaría subvencionado por el Estado, más que en la genuina oportunidad económica.

El reto para el país para forjar aquella herramienta que transformaría la economía es identificar áreas de posible inversión donde se ofrezcan ventajas competitivas demostradas y, posteriormente, proponer un marco legal que garantice al inversor, de forma abierta y transparente, un trato equitativo.
 
Si la oportunidad de negocio subyacente es atractiva, el capital privado no necesita de prebendas estatales que Bolivia no debería ofrecerlas.
 
Esas serán las inversiones que transformarán la economía.

Tags